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ENTRE LINEAS

El precio de la Libertad; cuento en tres o cuatro actos (II)

El precio de la Libertad; cuento en tres o cuatro actos (II)

Quizás la reflexión de largas horas de soledad, quizás la desesperanza de ver que un ser querido sufre ante la impotencia de los que le rodean, me llevaron al planteamiento, a mi me parecía que profundo planteamiento, de mi existencia, de la existencia de la Humanidad. Me di cuenta que tenía un don muy preciado, la Libertad aprendida de ese ser que se debatía entre la vida y la muerte por el cual nadie podía hacer nada. Fue quizás entonces cuando nació mi vocación. En esas ansias de encontrar un remedio al mal que aquejaba a mi padre y a muchos otros como él, que lucharon en su trabajo hasta la extenuación. Las ansias de saber me devoraban, quise comprender y vi que el mejor camino para ello era ser un buen médico… ¡Se despertó mi imaginación y pude pensar¡

 

Sólo recibí una frase en mi casa cuando planteé mis deseos: “Hijo mío, también el mundo es tuyo”. Ya en el pueblo fui directamente a ver al maestro:

- Quiero ser médico –le dije- para que no vuelva a sufrir nadie más.

- No es tan fácil –me contestó el maestro mirándome con un aire de incredulidad que hasta un ignorante como yo lo percibí –Tendrás que cumplir una serie de trámites para llegar a serlo. Primero tendrás que matricularte en mi escuela para que te enseñe a leer y a escribir. Cuando hayas aprendido vendrá la verdadera formación, en este caso, tu verdadera formación que consistirá en adquirir una serie de conocimientos básicos, los cuales iré evaluando mediante exámenes que te servirán de base para tu entrada en la Universidad, una vez que te consideren apto para ello…

 

El maestro siguió hablando y, mientras lo hacía, yo iba pensando: “¡¿Pero de qué me está hablando… exámenes, evaluaciones, materias, universidad, matrículas, trámites, conocimientos básicos…?! ¡Pero si lo que quiero es ser médico ¡!

 

- A propósito – continuó- ¿Tienes el carné de identidad para formalizar la matrícula cuanto antes??

- ¿Carné de identidad? –pregunté- ¿Qué es eso?

- Es una tarjetita en la que están inscritos todos tus datos: nombre, fecha de nacimiento, lugar, nombre de tus padres, profesión, grupo sanguíneo, y a todo ello se le da un número para que una vez llevado a los registros centrales sea mucho más fácil tu localización. Deberías llevarlo para que así te pudieses identificar ante todo el mundo.

- ¡Pero si yo siempre he vivido allá arriba –le contesté señalando con la cabeza hacia donde me parecía estaban las montañas- y nunca me habían hablado de ello! “Además –pensé sin atreverme a decirle nada por temor a que me considerase una persona irrespetuosa- las vacas cuando las ordeño no me piden identificación alguna”.

- Bueno, bueno –me dijo el maestro- iremos a hacerlo ¿Tienes partida de nacimiento?

 

“¿Partida de nacimiento? – Pensé de nuevo -¿y eso para qué sirve? Este señor me estaba hablando de unas cosas más raras… ¡¡ Y eso que solo le había dicho que quería ser médico!!”. Hoy, en la distancia que concede el tiempo, comprendo la incredulidad del maestro. Hoy, en la experiencia que regala la vida, comprendo porqué mis padres nunca me habían hablado de la famosa tarjetita.

3 comentarios

paloma -

¡Qué lejano y distinto se ve el mundo según si estás allá arriba o allí abajo!

Besos (con virus, jeje) :))

Virginia -

Muy bonito, sigue

cielodescubierto -

Es curioso... conviertes en entrañable incluso al personaje. :)

Me gusta su historia, sigue. ;)

Un beso